Image default
Generales

SALUD. Cuando la enfermería detecta lo que el diagnóstico no dice

Fundación Iberoamericana de Salud Pública

SALUD. Cuando la enfermería detecta lo que el diagnóstico no dice

El Dr. Leonardo de Vincentiis, Director de Enfermería de la Fundación Iberoamericana de Salud Pública,
reflexiona sobre el consumo problemático y el rol silencioso, pero fundamental, de quienes están en primera

línea.

Abril de 2025 – Frente al consumo problemático, muchas veces la clínica no alcanza para
detectar lo que realmente sucede. Según el Dr. Leonardo de Vincentiis, Director de
Enfermería de la Fundación Iberoamericana de Salud Pública, es fundamental aprender a
leer entre líneas, algo que una enfermera o un enfermero puede hacer al estar presente,
escuchando más allá del motivo de consulta. En esa tarea, la enfermería despliega una
habilidad que trasciende protocolos: escuchar, observar y conectar.
El consumo problemático no siempre se presenta como tal. No aparece anunciándose con
carteles ni diagnósticos definidos. A veces se expresa como un insomnio que persiste pese
a los tratamientos, como una ansiedad disfrazada de taquicardia, como una tristeza que no
logra decirse en palabras. Otras veces se manifiesta en la reiteración de ausencias a turnos,
en excusas vagas, en cambios bruscos de humor, o en una mirada que esquiva. Y sin
embargo, detrás de esos signos hay un proceso que pide ser comprendido.

El consumo problemático como síntoma invisibilizado y la enfermería como
herramienta.
Según datos del Observatorio Argentino de Drogas, más del 30% de los jóvenes adultos
consumieron alcohol en exceso en el último mes, y en adolescentes esa cifra es aún mayor.
Pero lo más relevante no es la estadística, sino lo que revela: la mayoría de quienes
tienen un consumo problemático no se perciben a sí mismos como personas con un
problema de salud. Por eso no consultan. Por eso no llegan a tiempo. Y por eso el rol de la
enfermería puede marcar la diferencia.
En muchos casos, el primer indicio no lo da un examen, sino un gesto. Un comentario al
pasar, una contradicción en el relato, una expresión corporal que no concuerda con lo que
se dice. Y es ahí, en esa micro escena muchas veces inadvertida, donde la enfermería
puede hacer prevención primaria real.
“Quienes trabajamos en enfermería lo sabemos: no siempre contamos con tiempo extra,
pero muchas veces sí con una presencia significativa. Estamos ahí cuando otros ya se
fueron, cuando se apagan las luces del consultorio, cuando alguien decide bajar la guardia y
animarse a hablar. Y esa es una oportunidad clínica y humana que no podemos
desaprovechar”, indica de Vincentiis.
Además, el profesional cuenta que “Como profesional, me interesa profundamente fusionar
la práctica cotidiana con la teoría que fundamenta nuestra disciplina, porque ahí es

donde la enfermería se afirma no sólo como ciencia, sino como arte del cuidado. Las
teorías de enfermería no son ideas abstractas: son marcos que ordenan la mirada y nos
permiten actuar con sentido. En este caso, la Teoría de las Transiciones de Afaf Meleis
resulta especialmente útil”.

Comprender las transiciones humanas: una clave para interpretar el consumo
y ampliar el rol de la enfermería.
Meleis, enfermera americana, sostiene que todo ser humano atraviesa transiciones:
cambios en el estado de salud, en el entorno familiar, en los roles sociales. Estas
transiciones pueden ser esperadas o abruptas, elegidas o impuestas. Pero todas conllevan
una carga emocional, simbólica y práctica que puede generar desequilibrio. Cuando
ese proceso no es acompañado, el cuerpo y la mente buscan salidas. Y muchas veces, la
vía de escape es un consumo: una forma —imperfecta, pero inmediata— de regular lo que
no se puede sostener.
Algunos ejemplos reales:
● Un adolescente que repite de año y comienza a faltar al colegio. Nadie se da cuenta
hasta que aparece con signos de intoxicación. Detrás del consumo, hay una
transición de identidad no sostenida: la pérdida de autoestima, la desconexión
social, la falta de un referente.
● Una mujer de 50 años que, tras cuidar a su madre durante años, se queda sola tras
su fallecimiento. Comienza con consumo de ansiolíticos y luego de alcohol. Detrás
de ese patrón, hay una transición de rol mal procesada: de cuidadora
indispensable a mujer invisibilizada.
● Un hombre de 35 años con diagnóstico reciente de diabetes tipo 2 que abandona los
controles y se vuelve irritable. Al indagar, descubrimos un uso sostenido de cannabis
para “calmarse”. Aquí, la transición de salud genera una crisis de identidad y de
hábitos no acompañada.

Cuando comprendemos las transiciones, entendemos al consumo como un síntoma, no
como una falla moral, y al mismo tiempo abrimos la puerta a intervenciones más humanas,
más efectivas y menos estigmatizantes.
Desde esta perspectiva, el rol de enfermería trasciende la técnica. Se vuelve guía, testigo,
acompañante. En la atención primaria, podemos generar espacios de escucha sin juicio. En
los hospitales, observar y registrar cambios conductuales que ameritan atención. En la visita
domiciliaria, ver lo que el consultorio no muestra: vínculos, dinámicas familiares, silencios.

¿Qué puede hacer un profesional de enfermería frente a un consumo
problemático?
● Observar signos sutiles y contextuales, no sólo síntomas médicos.
● Hacer preguntas abiertas, desde el respeto y sin imponer respuestas.
● Evitar el lenguaje estigmatizante, dentro del equipo y con los pacientes.
● Conocer las redes locales de asistencia, derivación y acompañamiento.
● Educar desde la cercanía, no desde la superioridad.
● Sostener vínculos de confianza, porque sin vínculo no hay posibilidad de ayuda
duradera.

A veces, una sola pregunta —“¿cómo estás de verdad?”— puede interrumpir una cadena
de ocultamiento y abrir una posibilidad de cuidado. Una frase, una mirada sincera, un
silencio respetuoso. Porque no todo empieza con una medicación: muchas veces, empieza
con una conversación.
En un sistema que muchas veces corre detrás de la urgencia, la enfermería tiene el
privilegio del tiempo situado y del contacto real. Ese contacto es una herramienta
clínica. Es diagnóstico temprano. Es una prevención concreta.
Cuando el consumo problemático es un grito sordo, una enfermera o un enfermero puede
ser esa voz que no juzga, esa mano que no suelta, esa presencia que, sin necesidad de
protagonismo, cambia el rumbo de una historia.

Sobre FISP
La Fundación Iberoamericana de Salud Pública (FISP) es una Organización no Gubernamental sin fines de
lucro dedicada a la formación, investigación y divulgación en el campo de la salud. Ofrece capacitaciones 100%
online para profesionales de la salud, con una doble titulación otorgada por la Fundación y la Facultad de
Medicina de la Universidad de Buenos Aires (UBA). Con un equipo docente compuesto por expertos
destacados, FISP ha formado a más de 1.500 alumnos en diversas áreas de la salud, promoviendo el acceso a
una formación de calidad y actualizada.
Además de su labor académica, FISP es un multimedio que produce contenido audiovisual en redes sociales,
abordando temas de salud, bienestar y actualidad. A través de sus programas y entrevistas, la Fundación busca
concientizar y educar a la sociedad sobre la importancia de la salud pública, brindando información clara y
accesible para todos.

Sobre Leonardo de Vincentiis

Director de Enfermería – Fundación Iberoamericana de Salud Pública.
Licenciado en Enfermería con Especialización en Enfermería Oncológica (Universidad Austral), Certificado en
Monitoreo de Ensayos Clínicos (FEFYM) y Coach Ontológico (Axon Training).
Redes sociales:
LinkedIn: leonardodevincentiis
Instagram: lic.leodevin